lunes, 21 de diciembre de 2009

18 dic Cali


Son las cinco y media de la mañana delante del Complejo religioso de San Francisco. La gran plaza desierta. Peregrinos de misa de seis rodean sonámbulos la iglesia, circulan apegados al muro de piedra y se ordenan en los bancos obedientemente.
El amanecer es litúrgico. El silencio que "candela" las farolas cede a lo humano. Nubes despeinan sigilosamente el cielo gris. Vagabundos ordenan su hogar itinerante.
Tomo café en una esquina. 200 pesos de café infernal, reconfortante. La imagen: de pie, conversando con la señora que vigila su puestecito ambulante, rodeado de los primeros madrugadores. También los vagabundos toman café y buñuelo.
Cali es una ciudad linda: hay detalle. El centro respeta alguna casita desbaratada con aire nostálgico. Las paredes anuncian festivales ensalsados, con sabor a merengue, de cadera ágil y mente remendona.
Cali me gusta por su aire despistado, de falsa inocencia. Lo trascendental, algo efímero: la vida en un minuto, la vida eterna.
Un beso, Cali.

1 comentario:

  1. Òscar, hola! La foto és molt maca com sempre. I l'hora? les 6 del matí, ens sobte... Suposem que volies veure el despertar de la ciutat. El nom de Cali té connotació de risc i Tu disposat a conéixer la ciutat tan tranquil...Millor així.
    T'imaginem xerrant amb la Senyora del "puestecito" de bunyols...
    Una abraçada!
    Pares i germà

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