martes, 29 de diciembre de 2009

26 27 Dic Navidades Tropicales

Después de una interminable semana de trabajo, llegó la calma de nuevo. Un poco triste por la precipitada partida de mi querido primo, culpa de este sistema que permite que los perjudicados seamos siempre los mismos, los usuarios y los mas desprotegidos. Estamos hablando de la quiebra de Air Comet, por si todavía alguien no se enteró.

Como iba diciendo, nos desplazamos a la localidad de Pelileo, al lado de Ambato, donde vive una parte de mi familia ecuatoriana. Allí celebramos la navidad con un poco de retraso, con buena comida y buen rioja (a la salud de mi primito) . El domingo fuimos de paseo vía Baños hasta el río negro, donde se une al río Pastaza, un sitio maravilloso donde bañarse, remedio perfecto para mi gripe primaveral. Mas tarde nos dirigimos a una hostería en pleno bosque húmedo donde pescamos las deliciosas truchas que luego devoraremos, acompañadas de yuca y patacones. Un final feliz para mis navidades tropicales.

Feliz Navidad a toda la familia, les extraño mucho y más estos días

domingo, 27 de diciembre de 2009

24 dic Avión


Retorno anticipado por razones ajenas a la ética y la justicia. la buena noticia es que nunca mais tendré que viajar con air comet. ah! y que el catering de noche buena en el avión era algo decente!

miércoles, 23 de diciembre de 2009

lunes, 21 de diciembre de 2009

18 dic Cali


Son las cinco y media de la mañana delante del Complejo religioso de San Francisco. La gran plaza desierta. Peregrinos de misa de seis rodean sonámbulos la iglesia, circulan apegados al muro de piedra y se ordenan en los bancos obedientemente.
El amanecer es litúrgico. El silencio que "candela" las farolas cede a lo humano. Nubes despeinan sigilosamente el cielo gris. Vagabundos ordenan su hogar itinerante.
Tomo café en una esquina. 200 pesos de café infernal, reconfortante. La imagen: de pie, conversando con la señora que vigila su puestecito ambulante, rodeado de los primeros madrugadores. También los vagabundos toman café y buñuelo.
Cali es una ciudad linda: hay detalle. El centro respeta alguna casita desbaratada con aire nostálgico. Las paredes anuncian festivales ensalsados, con sabor a merengue, de cadera ágil y mente remendona.
Cali me gusta por su aire despistado, de falsa inocencia. Lo trascendental, algo efímero: la vida en un minuto, la vida eterna.
Un beso, Cali.

domingo, 20 de diciembre de 2009

17 dic Medellín


Desconcertantemente metropolitana, de paseo serpenteante y alocado, de edificios grises y suntuosos.
El centro de Medellín, seccionado por algunas vías principales, es una teleraña de callejones sin demasiada personalidad. El metro que comunica los polos de la ciudad, de paso elevado, reina desde la altura, sustentado por una monstruosa estructura de hormigón muy acorde al resto del paisaje. Los vendedores se suceden a lo largo de las vías peatonales; en los bajos de los edificios las fotocopiadoras escupen papel y las cafeteras chirrían con pasión. Los coches circulan en carrera y la gente camina sin pausa, esquivándose, atenta al festival urbano que le rodea. El tiempo alocado: lluvia, sol, lluvia, sol. La atmósfera es poco alentadora: vagabundos por doquier y desechos de la civilización acumulados en cualquier rincón.
Medellín es una urbe descarada, una capital funcional que rezuma compra y venta.

Consulto la guía de viaje y encuentro una alternativa. El Museo de Antioquia, en el ombligo de la locura, un remanso de paz. Fornido de arte contemporáneo, de acurada selección, es el tesoro de la ciudad. El edificio es sencillo y armonioso; dos patios interiores iluminan las salas y el color blanco cede protagonismo al amplio espacio que alberga la colección. Encontramos una vasta colección de Botero (pintura y escultura), así como viejos amigos tipo Tapias o Barceló. Sin embargo, me impresionan mucho las salas destinadas a artistas relacionados con la ciudad: Débora Arango, Ana Fonnegra de Igaza, Pedro Nel Gómez, Carlos Correa, Hernán Romero, León Posada, Luís Alberto Acuña, entre otros. Un legado de gran calidad que visibiliza la situación de conflicto permanente que caracteriza esta zona.

"La ciudad de la eterna primavera", como se conoce a Medellín, ha hecho furor en mi organismo, confundiéndome con una leve alergia, suerte que apareció Antiloquia a modo de antiestamínico. Una pequeña decepción aliviada por un bonito descubrimiento. Pero Volveré.

jueves, 17 de diciembre de 2009

16 dic Cartagena de Indias


Sentado delante del rehabilitado Convento de Santo Domingo, trago cerveza en el tercer y último "round" de la tarde. El sol empieza a bostezar y la brisa aletea ligeramente los manteles pinzados de las 46 mesas que invaden la plaza. Me distrae este movimiento acompasado, danzante; es muy sexy.
Cartagena es fabulosa, fantástica y maravillosa. Pero es mentira.
Cae la noche y el efecto Parque temático empieza a desvanecerse. El acotado paseo ya me aburrió. El escaparate ha perdido brillo y lo expuesto toma su color original. Las fachadas color pastel son más torta que pastel.
La pequeña Venecia, la perla del Caribe, oscura, suspendida en mi cabeza a base de lánguidos suspiros de aburrimiento.
Sorbo otro trago.
Buscavidas de extracentro requieren amparo de bolsillo de capital extranjero. "Hei mistel!, una moneíca". El turísta frunje desconfiado. Escapuliéndose en esta pequeña maraña urbana finta conocer el terreno: su precipitación hacia la cena tiene los minutos contados. Sin darse cuenta, cruza tres veces la misma esquina, la misma calle, los mismos ojos. Ya no hay reflex digital, no hay objetivo de quilo y medio, no hay confianza.
Me agrada más esta Cartagena que la diurna, porque es la verdadera realidad motriz que hace funcionar las ciudades de plástico: ovejas anglosajonas deambulando exóticamente en mercadillo urbano con hermoso decorado colonial. Cartagena, ángel desangelado. Hoy ya hizo la fotosíntesis.

Sobre las siete empieza mi excursión hacia la Terminal de autobuses. Camino perpétuo, asardinado entre trabajadores, de hora y medio de recorrido. Cruzamos cientos de calles a frenazos, desvíos forzados y trompicones. Una calle cortada porque hay un "mancito" tendido en el arcén con una bala en la cabeza. La justicia sigue durmiendo, nadie le ha avisado, nadie confía.

Cartagena, lo más sincero que siento en tí es tu muralla.

martes, 15 de diciembre de 2009

13 14 15 dic Santa Marta


La descripción de la vida acá es difícil de sintetizar.
El atardecer, lo ven en la imagen.
A parte:
Cielo celeste, apaisado, sin cúmulos ni estratos ni fin.
Mar reposado, dominado, y claroscurismo caribeño.
Quizá acaban fundiéndose, el horizonte poco importa.
Un pequeño cosmos, esférico, una burbuja placentera.
Caribe es relax, arena, baño.
No hay tiempo, hay el sol y la luna; la gente vive en la playa, el mar nutre su vida.
Leo el libro mientras agarro puñaditos de fina gravilla caliente y la suelto progresivamente, como un reloj de arena consolidando tiempo de meditación. Lejos, perros corretean queriéndose a lo largo del litoral. Más lejos, tampoco me importa.
Mi mente vive blanca, libre, sin pasado ni futuro.
Vamos, que aquí sí desconectas, jeje...